PUG CARLINO

El pug es un perro de tamaño pequeño y cuerpo regordete pero muy compacto, de fuerte musculatura. Su cabeza es grande, redonda y está cubierta de arrugas. Su hocico es muy chato, casi plano, y sus ojos redondos, grandes y oscuros, de mirada dulce. El carlino tiene las orejas pequeñas y su disposición puede variar; algunos las tienen dobladas hacia atrás, llamadas “orejas en rosa”, y otros tienen “orejas de botón”, que están plegadas hacia delante y apuntan a los ojos.

La cola del pug se presenta enroscada, preferentemente dos veces, sobre el lomo.

El pelo del perro pug es corto, suave y brillante. Se aceptan distintos tonos, como el blanco plateado, negro, leonado y anaranjado. El hocico y otros detalles en la cara son de color negro.

Como ocurre con más frecuencia de la que nos gustaría, el origen del pug es bastante controvertido e incierto. Lo que sí se sabe, es que procede de China, pero nadie se aventura a afirmar con certeza cuáles son sus predecesores. Se dice que quizás guarde relación con el pekinés y otros perros semejantes, aunque otros piensan que, por el contrario, podría ser pariente de perros más grandes, como algunos molosoides.

Lo que sí es cierto es que, junto con los pekineses, los pug eran los perros favoritos en los monasterios tibetanos. Los monjes creían que estos peluditos podían mantener alejados a los malos espíritus. ¡Y esta es solo una de las curiosidades de la raza Pug!

Se cree que podrían haber sido los comerciantes holandeses los que, en algunos de sus viajes desde China, trajeron los carlinos a Europa, extendiendo su presencia primero por Francia e Inglaterra, y posteriormente por el resto del continente.

Tanto en Europa, como después en Estados Unidos, los perros pug han sido desde el principio adorados por miles de personas y considerados un excelente perro de compañía, además de perros de exposición. Se podría decir que en Europa existe una fascinación generalizada por esta raza.

El pug no es un perro que requiera invertir mucho tiempo en cuidados, pero eso no significa que podamos olvidarnos de sus necesidades. Será necesario, por ejemplo, cepillar su manto de pelo una o dos veces por semana, para mantener su pelaje sano y brillante, libre de suciedad y pelos muertos. Ten en cuenta que suelen perder bastante pelo; si quieres evitar que tu casa se llene de pelos, cepilla al pug todo lo que puedas. El baño no debe ser muy frecuente, sólo cuando esté realmente sucio. ¡Cuidado con sus arrugas! Mejor límpialas con un paño húmedo y sécalas a conciencia para evitar la aparición de hongos y otras infecciones cutáneas.

No debemos exigir a los perros de raza pug un ejercicio muy intenso. Paseos moderados un par de veces al día, complementados con juegos adecuados dentro o fuera de casa son suficientes para satisfacer las necesidades físicas de nuestro perro pug. Cuidado también con los choques térmicos, especialmente si vives en una zona de clima muy cálido y húmedo.

Para terminar la sección de cuidados, te comentamos de nuevo la importancia de la compañía para este perro. El pug no es un perro con un carácter compatible con personas que pasan la mayor parte del día fuera de casa. Necesitan atención y cariño constantes, ya que la soledad excesiva los entristece y vuelve algo destructivos. Esto no significa que no puedas salir de casa por tener un pug; una vida normal, de 8 horas en el trabajo, tiempo de ocio los fines de semana, etc, está bien. Pero no recomendamos dejar a un perro pug solo durante un día entero, ni muchísimo menos periodos más prolongados.

Por lo demás, el pug es un perro muy adaptable y puede vivir en todo tipo de viviendas y ambientes.¡También se adaptan a vivir incluso en zonas urbanas muy pobladas!

En cuanto al adiestramiento, al igual que la socialización, es bastante sencillo en el caso de los perros pug. Recomendamos el entrenamiento en tono positivo, orientado a la recompensa. El adiestramiento con clicker da muy buenos resultados. También puedes premiar al pug con golosinas para perros, pero no te excedas, ¡cuidado con su peso! A los perros les encantaría alimentarse a base de premios, ¡pero no puede ser!